Ermitaño de la anémona.
mar mediterráneo
Es de un tamaño bastante grande para ser un un cangrejo ermitaño, puede llegar a doce centímetros de largo y es muy parecido al Dardanus calidus, pero a diferencia de este es que comparte con otro animal la concha donde se guarida.
Se le adhiere al exterior una o varias anémonas del género Calliactis parasitica, donde hay una relación puramente simbiótica, los cuales obtienen beneficios uno del otro.
La anémona se nutre de los restos de comida que encuentra y luego le sobra al crustáceo, aparte de poder cambiar de lugar de una manera rápida y efectiva a la grupa de su simbionte y el ermitaño, a su vez, se beneficia del poder urticante ante posibles depredadores que la anémona posee.
En posibles ataques de cualquier depredador, la anémona lanza un chorro de hilos de masa viscosa y gelatinosa, llena de toxinas, que molesta a cualquier depredador que ose molestar.
El crustáceo tiene patas fuertes y robustas llena de vellosidades y de color rojo, rosa y naranja intenso. Es muy veloz en sus desplazamientos.