Caballito de mar de hocico largo.
mar mediterráneo
mar menor
Pez de no más de quince centímetros de largo, pero debo confesar que he encontrado muchos ejemplares que han llegado a los veinticinco centímetros dentro del Mar Menor.
Su cabeza con forma de caballo, no presenta ninguna corona ni cresta, presenta un morro en forma de tubo con el que succiona el alimento. La longitud del morro es casi cuatro veces de largo que de ancho.
Los ojos los puede mover por separado, igual que los camaleones. Puede presentar cirros en todo el cuerpo, en lagunas ocasiones muy largos, que son prolongaciones filiformes. Sus aletas pectorales están muy reducidas y detrás de la cabeza.
No tiene aleta caudal, que ha transformado en una cola prensil con la que se aferra a las algas y las hierbas.
El macho es el encargado de incubar en su gran abdomen y abultado con forma marsupial, a los cientos de diminutos caballitos, con misma forma que los adultos.
La hembra en cambio, carece de este abdomen en forma de barriga. Usa su aleta anal en forma de pequeño tubo para pasar los huevos al macho, donde se fecundarán.
La coloración de este animal es muy variada con patrones distintos, desde el blanco inmaculado al negro azabache, amarillos, rojos, pardos, verduscos, naranjas.
La alimentación es fundamentalmente a base de varios tipos de crustáceos. Nos podemos encontrar estos ejemplares a no mucha profundidad, normalmente en zonas donde hay algas y hierbas de todo tipo, arenales con pequeñas rocas, no muy lejos de costa. Esta especie en concreto sobrevive bien a los cambios extremos de salinidad y temperatura. También los encontramos en zonas contaminadas, como ensenadas portuarias.
Esta especie es más común que su congénere el Hippocampus hippocampus, y vive dentro del Mar Menor y Mar Mediterráneo, no como su primo, que solo vive en el Mediterráneo, aunque en el 2.020 hay ya una sola cita de su existencia.
Por suerte, comparto con ellos muchas horas, durante muchos años, de forma muy activa, a través de la Asociación Hippocampus. Hemos estudiado su reproducción en cautividad alimentádolos durante años, analizamos sus excrementos en estado salvaje, intentamos determinar el estado de población, y mil tareas más que se nos han encomendado. En mi base de datos, poseo más de seis mil fotografías de este pez, tan interesante.